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Bautismo en Agua

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La obra de salvación

Is 53:1-12 ¿Quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del SEñOR?

Creció delante de El como renuevo tierno, Como raíz de tierra seca. No tiene aspecto hermoso ni majestad Para que Lo miremos, Ni apariencia para que Lo deseemos.

Fue despreciado y desechado de los hombres, Varón de dolores y experimentado en aflicción; Y como uno de quien los hombres esconden el rostro, Fue despreciado, y no Lo estimamos.

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, Y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros Lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido.

Pero El fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, Y por Sus heridas (llagas) hemos sido sanados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, Nos apartamos cada cual por su camino; Pero el SEñOR hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.

Fue oprimido y afligido, Pero no abrió Su boca. Como cordero que es llevado al matadero, Y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, El no abrió Su boca.

Por opresión y juicio fue quitado; Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta Que El fuera cortado de la tierra de los vivientes Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?

Se dispuso con los impíos Su sepultura, Pero con el rico fue en Su muerte, Aunque no había hecho violencia, Ni había engaño en Su boca.

Pero quiso el SEñOR Quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, Verá a Su descendencia, Prolongará Sus días, Y la voluntad del SEñOR en Su mano prosperará.

Debido a la angustia de Su alma, El lo verá y quedará satisfecho. Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, Y cargará las iniquidades de ellos.

Por tanto, Yo Le daré parte con los grandes Y con los fuertes repartirá despojos, Porque derramó Su alma hasta la muerte Y con los transgresores fue contado; Llevó el pecado de muchos, e intercedió por los transgresores.

Todo pecador es condenado

Siendo de la raza de Adán y Eva, nacemos teniendo la mancha del pecado de nuestros primeros padres, y esto nos arrastra a una separación eterna de Dios, nuestro Creador, y a sufrir en el infierno el castigo por nuestras desobediencias al Señor.

Lo que el Padre hizo en Jesús

Dios puso en Jesús los pecados de todos los hombres. Fue el único momento en que la comunión entre el Padre y el Hijo se interrumpió. Cuando Jesús clama desde la cruz: “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, era porque nuestros pecados puestos en él cortaron su comunión con Su Padre.

Su crucifixión

Jesús entregó su vida; nadie se la quitó. Aunque parezca que él no podía hacer nada para evitar que lo prendieran, en realidad, él voluntariamente se entregó. Porque sabía que esa era la manera de salvarnos de una condenación eterna.

Su muerte

A su muerte, nuestros pecados (que Dios cargó sobre él) lo empujaron al infierno, tal como lo harían con nosotros. Pero Dios lo llamó a resurrección, y el infierno no lo pudo retener, porque en él no había pecado.

Nuestros pecados quedaron en el infierno, y hoy el Evangelio nos invita a creerlo, y a aceptar a Jesús, porque así como nos entregó su muerte, también nos ofrece su vida.

Rom 5:10 Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida.

Su resurrección

Hch 13:30-33 "Pero Dios Lo levantó de entre los muertos; y por muchos días se apareció a los que habían subido con El de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son Sus testigos ante el pueblo. Nosotros les anunciamos las buenas nuevas (el evangelio) de que la promesa hecha a los padres, Dios la ha cumplido a nuestros hijos al resucitar a Jesús,...”

El Evangelio es el Anuncio (a los hombres) de la obra realizada por Jesús

El siguiente pasaje es un ejemplo.

Felipe y el eunuco.

Hch 8:26-39 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza." Este es un camino desierto. El se levantó y fue. Y había un eunuco Etíope, alto oficial de Candace, reina de los Etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar. Regresaba a su país sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: "Ve y júntate a ese carruaje." Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le preguntó: "¿Entiende usted lo que lee?" El eunuco le respondió: "¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe?" E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él.

El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: "COMO OVEJA FUE LLEVADO AL MATADERO; Y COMO CORDERO, MUDO DELANTE DEL QUE LO TRASQUILA, NO ABRE EL SU BOCA. EN SU HUMILLACION NO SE LE HIZO JUSTICIA; ¿QUIEN CONTARA SU GENERACION? PORQUE SU VIDA ES QUITADA DE LA TIERRA."

El eunuco le dijo a Felipe: "Le ruego que me diga, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro?" Entonces Felipe, comenzando con este pasaje de la Escritura, le anunció el evangelio (las buenas nuevas) de Jesús. Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: "Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?" Y Felipe le dijo: "Si usted cree con todo su corazón, puede." "Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios," respondió el eunuco. Y mandó parar el carruaje; ambos descendieron al agua, y Felipe lo bautizó. Al salir ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no lo vio más el eunuco, que continuó su camino gozoso.

Acerca del bautismo en agua.

Jesús mismo lo instauró. él mismo dio la orden de hacerlo con aquellos que creían.

Mt 28:19 "Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,…”

Mr 16:15-16 Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.”

Debido a esa orden dada por Jesús, la predicación del Evangelio incluye el bautismo.

En el versículo citado a continuación vemos que –aunque las palabras que Felipe le dijo al eunuco no están registradas- obviamente mencionó la necesidad de bautizarse en aguas, porque el etíope, al ver aguas, preguntó si el bautismo podía hacerse ahí. Al etíope no se le habría ocurrido eso si Felipe no lo hubiese mencionado.

Hch 8:36 Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: "Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?"

El Espíritu mismo impulsa a los creyentes a desear bautizarse.

El mismo pasaje muestra como después de recibida la información acerca del bautismo, el mismo Espíritu de Dios pone -en el que cree- el deseo de cumplir con este mandato de Jesús.

Hch 8:36 Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: "Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?"

Necesario para poder ser salvos.

Es un requisito. Solamente creer no es suficiente.

Mr 16:15-16 Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.”

El bautismo no quita nuestra naturaleza pecaminosa.

Aunque es un requisito para ser salvo, obligatorio, esta acción no santifica a la persona.

1Pe 3:21 Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora los salva a ustedes, no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia, mediante la resurrección de Jesucristo, ...

Para entrar en el Reino de Dios es necesario nacer de nuevo.

El que hace estas cosas como Dios las pide, es salvo. Eso también significa que es parte de los que moran en el reino de Dios.

Veamos un poco más acerca de cómo se entra al reino de Dios.

Jn 3:3 Jesús le contestó: "En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios."

Nacer de nuevo significa que se recibe vida otra vez, por segunda vez.

Al recibir las palabras de Evangelio y aceptarlas en el corazón, es decir, al creer a Dios y aceptar la muerte y resurrección de Jesús como el único camino, Dios realiza una obra que aunque invisible, es verdadera: Nuestro ser recibe vida.

Esta vez Dios mismo nos hace nacer de nuevo a una vida igual a la vida que hay en Dios.

El mismo pasaje permite entender que antes de haber creído y aceptado la salvación preparada por Dios y Jesús para nosotros, no éramos hijos de Dios.

En diversos versículos del Nuevo Testamento encontramos enseñanzas de Jesús acerca de esto, pero una vez Jesús les dice claramente a algunos: Vuestro padre es el diablo. Porque no recibían lo que les decía.

Para dejar de ser hijos del diablo y poder ser hijos de Dios debemos nacer de nuevo. Tendríamos que morirnos y volver a nacer, lo que, por supuesto, ningún hombre o mujer pueden hacer por sí mismo.

Y como Dios sabe que no podemos, nos permite nacer de nuevo por la fe en Su Palabra (creed en Dios) y en la obra de Jesús en la Cruz y Su resurrección.

Jn 1:12-13 Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.

Para nacer de nuevo es necesario “nacer” del agua y “nacer” del Espíritu.

Cuando Jesús enseña acerca del nuevo nacimiento, también menciona la necesidad de nacer del agua. Sin eso no se puede entrar en el reino de Dios.

Jn 3:5-6 Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.

El bautismo es la expresión de nuestro ser, delante de Dios y de todo el mundo espiritual y natural, lo visible y lo invisible, que (1) hemos reconocido la pecaminosidad de nuestro ser y que no la queremos, por lo cual nos acercamos a Dios y Le pedimos perdón (arrepentimiento) con tristeza o con dolor por la maldad que hay en nosotros aunque parezcamos buenos y que (2) hemos creído (fe) que la obra de Jesús nos es necesaria para poder empezar de nuevo a vivir una vida distinta, no contaminada por el pecado y conforme a la voluntad de Dios.

El arrepentimiento, la fe y el bautismo son los tres elementos que-cuando se juntan- nos hacen hijos de Dios, incluyéndonos en Su Reino y haciéndonos parte del pueblo de Dios, que son los redimidos por la sangre del Cordero de Dios.

Primero el bautismo, después el nacimiento por el Espíritu.

Jesús también revela que el Espíritu de Dios, y parecería que esto sucede durante el acto mismo del bautismo, hace nacer al espíritu del hombre.

Jn 3:5-6 Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.

Al cumplir con EL PRIMER PASO DE OBEDIENCIA, entregándonos de ese modo al Señorío de Cristo, el Espíritu de Dios nos da vida y podemos así entrar al reino de Dios. Somos salvos.

Aún no somos santificados, pero somos salvos.

No debe considerarse esto como: “¡Por fin llegamos!” y pensar que esto es todo lo que hay.

En realidad, cuando el Espíritu de Dios nos da nueva vida somos igual que los bebés. Recién nacidos, estamos en el inicio ¡de una vida QUE RECIéN COMIENZA!

Hijos de Dios y morada del Espíritu Santo (que viene a habitar en nuestro espíritu, que ahora vive).

El creyente que declaró al bautizarse que no quería más ser como era, que declaró que no quería más vivir una vida con pecado, inicia ahora el camino de la santificación.

La santificación (apartarnos del pecado) de nuestras vidas se logra solamente caminando de la mano del Espíritu de Jesucristo, así que a todos los que aman a Dios y desean cumplir Su Voluntad (la voluntad de Dios es nuestra santificación), Dios dispuso que les sea dado el Espíritu Santo.

Gá 4:6-7 Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: "¡Abba! ¡Padre!" Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.

Hch 5:32 "Y nosotros somos testigos (de El) de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que Le obedecen."

él es la garantía de que, si Le obedecemos, andaremos en los caminos de Dios y tendremos comunión con él.

Con el Espíritu Santo podemos ser de la manera como Dios quiere que seamos.

¿Has sido bautizado?

Entonces acércate confiadamente ante el trono de la Gracia y dile a tu Padre que envíe el Espíritu de Su Hijo a morar en ti.

RESúMEN:

1. Jesús hizo una obra para salvación.

2. El Evangelio anuncia esa obra.

3. El bautismo es parte del Evangelio:

a. Jesús mismo manda que se haga.

b. La predicación del Evangelio es incompleta si no se incluye el bautismo.

c. El Espíritu de Dios impulsa a los creyentes a desear bautizarse.d. Es necesario para ser salvos.

e. El bautismo no quita nuestra naturaleza pecaminosa.

f.Para entrar al reino de Dios es necesario nacer de nuevo, lo que significa recibir vida por segunda vez.

g. Para nacer de nuevo es necesario el bautismo de agua y del Espíritu.

h. Primero es la obediencia y el bautismo en agua, después el nacimiento por el Espíritu.

4. La obra que Jesús hizo es para que podamos ser hijos de Dios, y santos delante de nuestro Padre.

5. A sus hijos Dios no los deja huérfanos, sino que envía a ellos Su Espíritu Santo para guiarlos por las sendas de la Vida.